Han pasado más de 3000 años desde la muerte de David y su fama todavía se extiende de Oriente a Occidente. Fue un hombre de fe, lleno de sabiduría e inteligencia, guerrero y líder carismático, poeta y profeta, un pecador que llegó a ser santo y, por encima de todo, fue el origen real de la estirpe del Hijo de Dios.
Sergio Lozano Arco
Español
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